La Cofradía de Nuestra Señora
de Aránzazu en la ciudad de
México (1681-1794)
José Ignacio Tellechea Idígoras (*)
La cofradía de Nuestra Señora de Aránzazu, nacida en la
Ciudad de México en 1681, es una institución que agrupó a vascos y navarros,
muchos de ellos notables, sirviendo de signo de identidad y de asistencia
social. Como Hermandad laical creó el célebre Colegio de San Ignacio o de
Vizcaínas y más tarde sirvió de humus a la difusión de la Real Sociedad
Vascongada de los Amigos de París.
Palabras Clave: Aránzazu, México, Cofradía.
Arantzazuko Ama Birjinaren kofradiak, Mexiko Hirian 1681ean
sorturikoak, bai euslaodimal bao mafarrak blidu zituen, persona gorenak
haietariko asko, eta nortasun zein gizarte laguntzaren adierazgarri izan zen.
Laikoen anaiarte gisa, San Ignazio edo Colegio de Vizcaínas ikastetxe ospetsua
sortu zuen, eta geroago Euskalerriaren Adiskidean Elkartearen zabalkunderako
humus modukoa gertatu zen.
Giitza – Hitzak: Arantzazu, Mexiko. Kofradia.
La confrérie de Nuestra Señora de Aranzazu, née dans la Cité
de Mexico en 1681, esta una institution qui regroupait des basques et des
navarrais, beaucoup d’entre eux étant des notables, servant de signe d’identité
et d’assistance sociale. Comme Confrérie laïqui elle creá le célebre Collége de
San Ignacio ou de Vizcainas et servit pulus tard d’humus á la diffusion de la
Real Sociedad Vascongada de los Amigos del País.
Mots Ciés: Aranzazu. Mexique. Confréire.
En este amplio abanico de proyecciones de Aránzazu -una
advocación mariana, una Orden vinculada a ella hace quinientos años-, merece
una con- sideración especial la Cofradía que lleva ese nombre. Cofradía de
Aránzazu hubo en Lima, en Guadalajara, Puebla de los Ángeles, Zacatecas. Me voy
a limitar a tratar de la que nació en la ciudad de México en 1681. Esta notable
e importantísima Cofradía ha sido objeto de un excelente estudio por parte de
Elisa Luque Alcaide, La Cofradía de Aránzazu de México (1681-1799), editado por
el Instituto de Historia de la Iglesia de la Facultad de Teología de la
Universidad de Navarra, en su colección de Historia de la Iglesia, n° 25
(Pamplona 1995). Ella les hablará a continuación del nacimiento y desarrollo de
esta Cofradía, de sus Estatutos y actividades varias, de su incidencia en la
sociedad mexicana de los siglos XVII y XVIII. No cabe la menor duda de que esta
Cofradía constituye un espécimen más de una iniciativa de vascos de la
diáspora, repetida en Cádiz, Sevilla o Madrid, y también en tierras americanas
mucho más lejanas. Tales iniciativas manifiestan un alto espíritu organizativo,
gran seriedad y honradez en su funcionamiento, preocupaciones sociales
evidentes, y un innegable talante asociativo, llamado a adquirir notoriedad y
fuerza. Este es el ángulo específico desde el que quiero abordar el asunto.
Muchas horas he pasado en el archivo del Colegio de las
Vizcaínas de México revolviendo papeles de la Cofradía. Entre ellos, topé con
el Libro de escripturas, papeles de fundazion, Constituciones y aprovazion de
la IIlustre Cofradía de Nra. Señora de Aranzazu, lista de sus vascongados
fundadores, dotaziones de huérfanas, patronatos de capellanías, herecciones de
fiestas, sus costos con otros gastos, depósitos y escrituras corrientes, norma
de sus rezivos y combites, ymbentarios: todo dispuesto y hordenado por Juan
Francisco de Santa Marina, para el mejor y más fácil govierno de los thesoreros
que fueren de la dicha Cofradía.
Juan Francisco de Santa Marina fue tesorero de la Cofradía en
1728 y tal año inició esta especie de Libro Becerro de la Cofradía, para
información y ayuda de los futuros tesoreros de la misma.
Por ello comienza con una página narrativa que resume muy
bien lo que yo pudiera decirles de la Cofradía, su nacimiento y primer
desarrollo:
El año de 1681, movidos algunos vascongados del zelo y amor
de la Sentís-sima Virjen de Aranzazu, propusieron a los demás nazionales del
Señorío de Vizcaia, Encartaciones, Reino de Navarra, Provincia de Guipuzcoa, y
Alava, la fundación de una Capilla en que fuese venerada la Señora con esta
advocazión, y assí mismo sirviese de entierro y esplendor para dichos
Vascongados, quienes movidos de la utilidad espiritual, se combinieron en el
mismo zelo y passaron a poner en execuzión las primeras dilixencias, para lo
qua! hicieron su primera junta general en dicho combento, como se verá
adelante. Y principiada dicha obra, duró su lavor siete años, después de culo
tiempo se dedicó día veinte y uno de noviembre del año de mil seiszientos y
ochenta y ocho, con asistencia del Señor Virrei Conde de Gálvez, haviéndose
echo a espenzas y gastos de dichos Vascongados, los quales atendiendo después a
su permanencia y buen govierno, dispusieron en aquellos primeros años hacer sus
Constituziones y Reglas, las que formaron en número de quinte, firmadas por el
Rectory Diputados que entonzes heran, sirvieron de pauta y norma para su
réximen hasta el año de mil seiszientos y noventa y seis, que, siendo Rector D.
Alonso Dávalos de Bracamonte, Conde de Miravalles con los demás de la Junta, se
determinaron formar otras y pedirla aprovazión de ellas y de lo demás executado
aquel tiempo al Señor Juez Provisor de este Arzobispado. Lo qual puesto en efecto,
hicieron veinte y una Constituziones comprendiendo en ellas lo dispuesto en las
quinte primeras, cura copia sigue a esta sazón, y haviéndolas presentado ante
el dicho Señor Juez, tubieron la aprovación que se pedía, aunque hubo por parte
del Pro-motor fiscal la acussazión que pareze en su respuesta. Y con esta
dilixencia judicial tubo todo fuerza y vigor para su continuazión y a seguido
asta este año de mil setezientos y veinte y ocho, con los aumentos, lustre y
devozión que se experimenta. La Santíssima Virgen permita se continua y aumente
para vien de los Vascongados y demás fieles.
Todo queda dicho en estos sustanciosos párrafos. Los
protagonistas son “algunos Vascongados, movidos por el zelo de la Santíssima
Virgen de Aránzazu”. Integran el grupo así denominado personas de Vizcaya y sus
Encartaciones, del Reino de Navarra, de la Provincia de Guipúzcoa, y de Alava,
Este grupo inicial trata de proponer “de los demás nazionales” de los
territorios enumerados, la fundación de una capilla para veneración de la
Virgen de Aránzazu, y al mismo tiempo “para entierro y esplendor” [sic] de los vascongados.
La “utilidad espiritual” los incita y une; su talante práctico les empuja a
ejecutar las primeras diligencias. Su reunión en el convento de San Francisco
de México se transforma así en primera Junta general. Fue en 1681. Podemos
precisar que el día 23 de noviembre. Siete años duró la edificación de la
capilla en el lugar cedido por el convento. Todo se hizo “a expensas y gastos
de los vascongados”. Podemos añadir que gastaron más de cuarenta y seis mil
pesos en el empeño. La Capilla fue inaugurada en 1688, con asistencia del
Virrey, Conde de Gálvez.
Para dar consistencia y estabilidad al proyecto, ya desde el
comienzo se redactaron Constituciones, previa formación de una Junta compuesta
de Rector y Diputados elegidos por votación. La asociación nacida,
perfecta-mente laical, era simple Hermandad. En 1696, siendo Rector el Conde de
Miravalles D. Alonso Dávalos de Bracamonte, la Junta determinó convertir la
antigua Hermandad en Cofradía, dotándola de nuevas Constituciones que
comprendían las primeras y otras nuevas y necesitaban la aprobación de la
autoridad eclesiástica. El fiscal impugnó el texto presentado y más aún la
iniciativa en que se había marginado la autoridad episcopal. Al final,
aprobadas quedaron las nuevas Constituciones y seguían vigentes en 1728, en que
Santa Marina compendiaba medio siglo de historia.
Dejando a la Dra. Luque Alcaide el cometido de informarnos
sobre la institución, voy a centrarme en la averiguación de sus protagonistas
concretos, esos vascongados que vivían en la ciudad de México en 1681, que no
eran pocos, si bien en el siglo siguiente aumentarían notablemente por efecto
de nuevos incrementos migratorios. Todos los reunidos en aquella primera Junta
en la que tomó cuerpo la iniciativa de fundar una Hermandad el 23 de noviembre
de 1681 pusieron su firma en el acta extendida tras elegir la primera serie de
Rector, Diputados y tesorero. Su nómina completa es la siguiente:
Rector, el Capitán Domingo de Larrea.
Diputados: el Capitán D. Juan de Urrutia Retes, Sebastián de
Castañeda, Joaquín de Arizaleta, el secretario del secreto de la Inquisición de
Nueva España Don Juan de Mendizabal, Pedro de Anduaga, el Capitán Don Dámaso de
Zaldivar, Juan Bautista de Echeverria, Fermin de Lezaun, Juan Francisco de
Aldaba y Francisco de Arancibia.
Tesorero: el alférez Juan de Zarate Maturana.
Y, ¿quiénes fueron los electores? Quien autorizó la
iniciativa fue el Provincial franciscano, no otro que fray Bernabé de Bergara.
Él dio autoridad al Guardián de San Francisco de México, fray José Velarde
Orozco, para que, juntándose con los llamados “Padres discretos” del convento y
con los Caballeros vizcaínos, ajustasen y conviniesen las condiciones de la
proyectada Hermandad. Los asistentes a la asamblea figuran como tales en la redacción
de acta y además autorizan ésta con sus firmas. El hecho de que tantos supieran
firmar no deja de ser algo insólito en la época. Antes de pasar a su
enumeración concreta debemos subrayar algunos detalles. Tanto en el texto del
acta como en las firmas finales se omite el Don, detalle significativo presente
en otra documentación y que sirve de distintivo de personas de mayor
consideración social. En segundo lugar, es de notar que nueve aparecen
designados como Capitanes, uno como Sargento mayor y otro como Alférez. En
Nueva España por entonces no existía un ejército regular, y tales títulos
pertenecían a Milicias organizadas por el Comercio. Junto a estos capitanes,
sargento y alférez, figuran tres con el título de Secretario de la Inquisición;
uno figura como Caballero santiaguista y otro como Licenciado. Con el tiempo se
harán más puntillosos, al registrar nuevos cofrades, en punto a Don y títulos
nobiliarios o de otra especie. Finalmente, es de notar una cierta anarquía
ortográfica y sobre todo la típica confusión americana entre z y s, que lleva a
transcribir Yzusi, Sarazua, Ymas, Samesa, etc... Al menos en estos comienzos
resulta muy aceptable la transcripción de apellidos vascos. Pasados los años
será más incorrecta, sea por evolución del apellido en boca de criollos, sea
por defectuosa percepción de los mismos por obra de quien asienta los nombres.
Dicho esto, los apellidos vascos que registramos en la ciudad
de México en noviembre de 1681 son: Larrea, López de Peralta Urrutia, Zaldivar,
Retes, Aldaba, Murga, Ibañez, Ochoa de las Llanas, Arteta, Mendizabal,
Bilbatua, Elizaga, Andia, Orcolaga, Galain, Sagardi, varios Echeberria,
Munarriz, Castañada, Zubiate, Percaz, Lezaun, Belasco, Zabaleta, Basoco,
(ruega, Sarasua, Anduaga, Zugarrondo, Terreros Lejarzar, de la Torre, Zurbano,
Mirubia, Araoz, Urrutia, y Yarza, Arizaleta, Atristain, Mendieta, Uralde,
Tollara, Condategi [sic], Larrea y Salinas, Arancibia, Corraride, Jaureguibarria,
Urruticoechea, Montaña, Navaolaza, Mariategui, Urroz, de la Puente, Ordorica,
Esquiroz, Izurrieta, Uzcudun, Ursua, Imaz Arbillaga, Echauz, Eguiara y Eguren,
Zarate, Zienaga, Salazar, Arteta Lejona, Salcedo, Gamarra, Yermos. Llama la
atención un Francisco de Aranzazu Murga.
Casi todos los apellidos son genuinamente vascos. Algunos
pueden parecer castellanos, mas sus portadores son originarios de la tierra
vasca. Por lo demás se entremezclan apellidos vizcaínos, alaveses, guipuzcoanos
y navarros, apellidos trasplantados de una ribera del Atlántico a la otra, que
aquí tienen una raíz última, mas allí prendieron y dieron nuevos retoños, e
interesan por igual a nuestra historia con su diáspora y a la historia moderna
de México.
Tengo transcrita la lista de cofrades durante más de cien
años y no quiero aburrirles con una lista interminable de apellidos. Sí les
quiero advertir que aparecen apellidos no vascos -¿pueden ser esposas-os de
vascos-as, o sus hijos?-; que puntualmente se anotan los Don o Doña, y otros
títulos; que la torpeza del escribiente hace a veces los apellidos irreconocibles,
etc. Mas la Cofradía siguió aumentando con paso firme. ¿Se transformó en un
signo de identidad social y acaso de distinción? Con medio siglo de existencia
hay que reconocer que funcionó sin desmayo y fue creando sus propias
tradiciones, manteniendo lazos sentimentales con las abandonadas al otro lado
del Océano o con algunas nacidas recientemente, como el culto a San Ignacio o
San Francisco Javier, canonizados en 1622. Se irá formando un calendario
específico de la Cofradía con fiestas religiosas fijas con cuyos gastos corría:
así junto a celebraciones del calendario común, los Dolores de María (marzo),
el Jueves Santo con su monumento, el aniversario de los Cofrades difuntos, la
Inmaculada y la Virgen de Guadalupe (diciembre), figuran Ntra. Sra. de Aránzazu
y de Begoña, San Ignacio, San Francisco Javier, San Prudencio y San Fermín.
El costo de la fiesta de Aránzazu, que se celebraba en
agosto, era el siguiente:
Al Padre Guardián se le dan 50 pesos
Al Padre Predicador
20 pesos
Al Padre Sacristán 10 pesos
Para seis missas de a peso 6 pesos
Para la música 3
pesos
Para los fuegos de Víspera y Missa 12
pesos
Para los clarineros y tambores 2 pesos, 2
Para los papeles de combites 5 pesos
Para repartirlos 1
peso
110 pesos, 2
Todo estaba perfectamente reglamentado y organizado y se
mantuvo a lo largo de más de cien años. La administración económica, puntual y
modélica, preveía todo: el Canto de la Salve todos los sábados, el vino de Misa
y la cera del año, el aceite de la lámpara del Santísimo, el pago del capellán
y sacristán, la asistencia de las dos niñas huérfanas en San Miguel de Belén.
No quiero cansarles con la descripción de altares, imágenes y ajuar
eclesiástico. Recojo algunas pinceladas del inventario de 1729. En la Iglesia
de San Francisco de México el altar colateral mayor “se adorna con la ymagen y
nicho de vidrieras de Nra. Sra. de Aranzazu en el espino”, además de once
efigies de cuerpo entero de San Prudencio, San Fermín, San Saturnino, San
Francisco, San Ignacio, San Francisco Javier y” los dos santos, mártires San
Martín de Aguirre y San Phelipe de Jesús” (canonizados estos dos últimos en el
siglo pasado, 1862). En la misma iglesia había lienzos en que se describían “la
quema de la Cassa de Aranzazu en Vizcaia”, o milagros de la Virgen, “Yten, dos
lienzos que estan sobre la puerta del costado el primero grande con el retrato
del señor arzobispo Zumarraga y la aparizion de Nra. Sra. de Guadalupe; y el
segundo con el Rodrigo de Valzategui quando se le aparecio Nra. Sra. de
Aranzazu”, ambos con marcos dorados. Junto a las imágenes ya mencionadas “un
Christo de Lazo”, y más imágenes y lienzos de la Virgen de Aránzazu en la
sacristía, sin contar con la de cuerpo entero sobre andas que salía en la
procesión.
Sus vírgenes y santos cohesionaban la colonia vasca de la
ciudad de México, amiga de celebrar sus fiestas con solemnes liturgias, música
y acompañamiento de fuegos artificiales, clarineros y tambores. Lo más
admirable, sin embargo, es la seriedad y rigor con que en la más limpia
democracia se celebraba anualmente la renovación de cargos, y el riguroso turno
de sucesión en fa Presidencia de la Mesa rectora. Cada año se renovaba la mitad
de los Diputados, quienes podían resistir dos años. Precisamente antes de la
elección se componía la lista de los que cesaban o continuaban, el número de
elegibles por cada territorio, la lista de los candidatos, etc. Puede verse
esta lista de 1729, en que figuran primero los hijos del Señorío (Vizcaya),
Navarra, Guipúzcoa y Alava, seguidamente los originarios, nacidos ya en Nueva
España y por tanto criollos. La lista lleva la indicación de los votos
recibidos:
Nómina de los señores Bascongados que se presentan en esta
lile. Mesa de Aranzazu para la eleccion deste año de 1731.
Señorio
D. Domingo Arpide
D. Mathia de Aldaz
8 + D. Pedro Francisco de Echevarria
+ D. Antonio de Mena Guipuzqua
D. Francisco
Arrazate
1+ D. Joseph del
Villar y la Torre D. Manuel de
Agesta (tachado)
D. Alexandro de
Vitorica 4 + D. Joseph de Soroa
D. Francisco Llantada Ybarra +
D. Pablo Arizavalo
D. Juan de
Gola 5 + D.
Joseph de Lopeola
D. Juan Bentura
de Salazar D. Juan Joseph de
Echevarria
D. Alexandro
Eguia D. Nicolas de Lecuna
D. Manuel de
Tellitu D.
Bizente Arizavalo
D. Joseph
Lanzagorta Lic. D.
Juan Miguel de Portu
D. Nicolas de Lecuna
Navarra
D. Joseph Castañeda Mendiburu
D. Manuel de Senarro
4 + Agesta D. Thomas de Lerchundi
3 + D. Jazinto Martinez de Aguirre D. Andres de Yzaguirre
Dr. D. Martin de
Lizacochea D. Juan de Arrazain
2 + D. Bernardo Alcalde
D. Joseph Carlos
de Ziaurri Alaba
D. Diego de
Reparaz
D. Francisco de
Tajonar Sr. Oydor D.
Joseph Francisco Aguirre
D. Juan
Francisco de Joangorena D. Juan Angel
Gamarra
D. Francisco
Aguirre Hodiaga Para Zeladores
D. Sevastian de
Baroja
D. Ygnacio de
Bustamante ++ D. Bartholome de
Arizaga 9
++ D. Pedro Arregui
Originarios +
D. Juan de Ugarte
+ D. Agustin de Arrequibar
3+1
El Conde de Miaravalle D. Christoval de Llanos
+ Lic. D. Joseph de Garicochea D. Joseph de Alzivar
6 + D. Manuel de Urtusaustegui D. Antonio de Zarazola
D. Antonio de
Berrio D. Juan
Bauptista Soasnavar
Dr. D. Francisco
de Eguiara ++ D. Manuel de Alzedo 9
D. Luis Gabriel de Monterde D. Francisco Santos Rodríguez
Lic. D. Joseph
Lizardi D. Juan
de Aroscueta
Lic. D. Joseph
Ybarburu D. Juan de
Beica
D. Thomas de
Zavalza + D.
Juan Bauptista Posadas
D. Joseph Marcos
de Vertis D. Phelipe de la
Fuente
Lic. D. Manuel
de Lecuna
D. Pedro
Echevarria Delgado (Est. 2. t.
IV. vol. 11)
D. Pedro de
Zavaleta
1729. La Cofradía está consolidada. Tres años más tarde va a
tomar una decisión importantísima, la más importante de su historia: la
creación del Colegio de San Ignacio o de Vizcaínas, verdadero monumento
arquitectónico que sigue en pie en el corazón de la capital y emblema de las
preocupaciones sociales y benéficas de la Cofradía. La iniciativa fue del
Rector Juan José Eguiara y Eguren, catedrático de la Universidad de México,
autor de la célebre Bibliotheca Mexicana, e hijo de padre vergarés y madre de
Anzuola. La primera aportación importante vino de D. Juan Antonio de Vizarrón y
Eguiarreta, Arzobispo de México, e interinamente Virrey, Capitán General y
Presidente de la Audencia, nacido en Puerto de Santa María, pero hijo de un
navarro de Ituren. El Colegio, con sus siete espléndidos patios interiores
estaba ya terminado para 1752 y costó más de medio millón de pesos, pero fue
abierto en 1767. Existe abundante bibliografía sobre él.
Medio siglo más tarde suena la hora de la Real Sociedad
Bascongada de Amigos del País. Y la Cofradía de Aránzazu, vinculada ya a otra
asociación similar en la Villa y Corte de Madrid, la Congregación de naturales
y oriundos vascos bajo el patrocinio de San Ignacio, va a ser el humus
fundamental del arraigo de la Real Sociedad en México, que alcanzará más de
medio millar de socios y ha sido objeto de un congreso en México y de la
recentísima monografía de la Dra. Cristina Torales1. Vamos a dejar de lado este
capítulo gloria so para familiarizarnos con los nombres de los próceres de la
Cofradía, los diputados de la misma o candidatos a serlo en 1784, justamente en
los años del entusiasmo mexicano por la Real Sociedad Bascongada. En esta lista
se anotan los diputados que debían seguir, los que cumplían dos años y debían
ser relevados, los propuestos para la sustitución, todo ello con la escrupulosa
distinción de las cuatro familias componentes (Vizcaya, Guipúzcoa, Alava,
Navarra), más la de originarios. La crucecita marginal señala al elegido.
Lista de los Señores de la !Ilma. Mesa de Nuestra Señora de
Aranzazu que en la proxima eleccion deven reelegirse y de los que acavan por
haver cumplido loablemente sus dos años, a saber.
El Sr. Rector Lizdo. D. Barholomé de Sandoval, cumple los dos
años de este cargo y debe ser electo para otros dos con título de Diputado
maior y de su partido de Alava
El Thesorero de la cofradía D. Ramon de Goycoechea ha
cumplido también sus dos años y según costumbre debe elegirse para Thesorero
del Real Colegio de Sn. Ygnacio, siendo al mismo tiempo Diputado por su partido
de Guipúzcoa
Señores Diputados que deven seguir
El Sr. Ysidro de Ycaza por
Originario
El Sr. D. Josse Melchor de Ybarrola por Alava
El Sr. D. Ignacio de Ariztegui por
Navarra
Señores que cumplen sus dos años
El Sr. Thesorero del Real Colegio de S. Ygnacio D. Jossé de
los Heros por el
Señorío
El Sr. Cura Dr. D. Jossé de Urive por
Originario
El Sr. D. Manuel Ramón de Goya por
Guipúzcoa
El Sr. D. Thomás Domingo de Acha por Alava
El Sr. D. Jossé de Yraeta por
Guipúzcoa
El Sr. D. Domingo de Eguiluz por el
Señorío
El Sr. D. Francisco Xavier de Irigoyen por Navarra
El Sr. D. Nicolás de Zamorategui por
Originario
Conforme a lo expuesto ay que elegir Rector, que corresponde
sea del partido de Guipúzcoa, y Thesorero de propios y rentas de la Cofradra,
que según Constitucion debe ser el que se considere más a propósito de
qualesquiera de los partidos.
Iten deven elegirse siete Diputados para completar el número
de los doce prevenido por Constutición, de los partidos siguientes:
Dos por Guipúzcoa
Dos por el Señorío
Dos por Originario
Uno por Navarra
Para cuias elecciones propone el Thesorero los sugetos
siguientes:
Para Rector de Guipúzcoa
Al Sr. D. José Joaquín de Arizcorreta IIIIIII
Al Sr. D. Francisco Ygnacio de Yraeta IIIIIII
Al Sr. D. Jose de Oria
Al Sr D. Jose Luis de Fagoaga
Al Sr. D. Domingo Ygnacio de Lardizabal IIIIII
Al Sr. D. Manuel Ramón de Goya IIIIIII
Para Thesorero
El Sr. D. Pedro José de Berasueta
El Sr. D. Domingo de Madariaga
El Sr. D. Juan José de Oteiza
El Sr. D. Jossé de Yraeta
Para dos Diputados por Guipúzcoa
+ El Sr. D. Jose Juan de Fagoaga + El Sr. D.
Gabriel de Yturve
El Sr. D. Juan Felipe de Mugarrieta De otra mano:
El Sr. D. Josse María de Azcoytia D. Ygnacio de Lassa
El Liz. D. Bartholomé Gorospe D. Josse Manuel de Oyarzaval
El Sr. D. Francisco de Echeveste D. Juan de Toledo
Que han sido
El Sr. D. Domingo de Lardizaval
El Sr. D. José Joaquín de Lecuona
El S. D. Manuel José de Gainza
El Sr. D. José Mariano de Fagoaga
Para dos Diputados para el Señorío
Que no han sido
+ El Sr. D. Josse Vicente de Olloqui De otra mano:
El Sr. D. Ysidro Romaña D. Juan Antonio
de la Paliza
El Sr. D. Nicolás de Morgoytio D. Ramón Barturen
El Sr. D. Juan Antonio Ybarra Veizca D. Juaquín de Ybarluzeola
El Sr. D. Benito de Betosolo
El Sr. D. Pablo del Villar
El Sr. D. Juan de Eizcoa
El Sr. D. Francisco Antonio de Santiago
El Sr. D. Juan Antonio de Uzcola
Que han sido
+ El Sr. D. Severino Arechavala
El Sr. D. Francisco de Rivero
El Sr. D. Juan Antonio de Yermo
El Sr. D. Juan Guardamino
Para un diputado por Navarra
Que no han sido
+ El Sr. D. Fermín Pemaz y Osta, en segundo lugar
El Sr. D. Juan Francisco de Berasueta
El Sr. D. Martín Angel de Michaus
El Sr. Coronel D. Casimiro de Osta
Que han sido
El Sr. D. Pedro de Vértiz
El Sr. D. Juan José de Oteiza
El Sr. D. Juan Lucas de Lasaga
Para dos diputados originarios
Que no han sido
+ El Sr. D. Juan Francisco de Castañiza
El Sr. D. Damián de Arteta
El Sr. D. Nicolás de Larragoyti
ojo El Sr. Dr. D. Juan José de Juangorena
El Sr. Bach. D. Juan de Soroa
El Sr. D. Jossé de Orduña
D. Andrés Cortázar
D. Thomás de Zaido
Que han sido
El Sr. Liz. D. José de Castañeda Mendiburu
El Sr. D. Juan Bauptista de Fagoaga
México y Julio 31 de 1784
Ramón de Goicoechea [rúbrica]
Habían pasado cien años desde la fundación. La Cofradía no
solamente seguía viva sino pujante. Lo demostraba el importante monumento del
Colegio de las Vizcaínas, su gran obra y su sede. En ella el altar barroco de
Nuestra Señora de Aránzazu, las efigies y pinturas con los santos vascos, sus
sanas fianzas con dotaciones de doncellas, huérfanas y capellanes, sus
abundantes y variadas fundaciones, sus ayudas a hospitales y cárceles de la
ciudad o la creación de escuelas gratuitas para niñas criollas e indígenas, su
apoyo económico a la Real Sociedad Bascongada y la creación de becas en el
Seminario de Vergara, su contribución a las misiones franciscanas en Asia o en
México, al Oratorio de San Felipe Neri, a la Compañía de Jesús antes y después
de la expulsión de los reinos españoles. La Cofradía se fue ampliando. En la
inscripción de sus cofrades se entremezclan apellidos vascos con otros. Así en
1730 y años siguientes, junto a Garat, Astiz, Celaya, Arizabalo, Olazaran,
aparecen Quintana, Vázquez, Moctezuma. Pertenecen a la Cofradía los tres
fundadores del Colegio de las Vizcaínas, los guipuzcoanos Echeveste (Usurbil) y
Aldaco (Oyarzun), y el durangués Meabe. Les acompañan numerosos apellidos
vascos: Abaroa, Maisterrena, Iriarte, Orue, Ugalde, Uría, Indaburu, Arratia,
Olabarri, Arizaga, Echeandia, Butron, Ochoa, Sagarminaga, Gamiz, Alzaga,
Arizcun, Avendaño, Irigoyen, Ibarburu, Elizalde, Arozqueta, Balzola, Zumalde,
Abarrategui, Urizar, Zaradona, Lastiri, Luzuriaga, Arrospide, Agurto, Irurita,
Vidaurre, Uribe, Arteaga, Arriata, Lardizabal, Urquia, Soroa, Iturbide, Ugarte,
Aztarrica, Alday, Aristorena, Munibe, Liceaga, Lejana, Martinena, Oyarzabal,
Beldarrain, Eguillor, Lazcano, Guraya, Eguaras, Mendibil, Ibarrola, Urresti,
Michelena, Lexalde, Oroquieta, Vertiz, Landa, Olloquiegui, Olalde, Viguri,
Guevara, Urbina, Lecuona, Barrutia, Ordorica, Gorostiza, Ansola, Albisu,
Maca-zaga, Iraeta, (turraran, Ascasubi, Zozaya, Gurpide, Orbegozo, Apecechea,
Guizarnotegui, Ursain, Goitia, Larramendia, Apodaca, Arandia, Minar, Belaunzaran,
Aulestia, Gurruchaga, Arzac, Retana, Arana, Echenique, Eguiluz, Salaberria,
Arroyabe, Ercilla, Ortiz de Zarate, Oteiza -lun Jorge Oteiza!-, Ibarra,
Careaga, Goicolea, Aizpuru, Vidarte, Azcoiti, Mugarrieta, Eguzquiza, Benitua,
Otaegui, Arizabalo, Eizaguirre, Basarte, Mendiburu, Lequerica, Iturbe,
Inchaurregui, Azcarraga, Armendariz, Olañeta, Barturen, Goizueta, Aldaz,
Ariztimuño, Galiana, Castillo Beitia, Eguia, Muñuzuri, Urizar, Echeartea,
Lecumberri, Sarachaga, Garro, Zarandona, Jasso, Guesalaga, Mendia, Basoco,
Arangoiti, Arsuaga, Mendiola, Legarra, Leizaur, Ayarzagoitia, etc. ¿Dónde nos
encontramos, en Cegama o en Ceanuri? No, todos estos vivían en la ciudad de
México.
Es preciso conocer un poco la historia de la ciudad de México
para saber apreciar la resonancia social de cofrades apellidados Fagoaga,
Yermo, Basoco, Castañiza, Echeveste, Urdiñola, Urrutia, Gamboa, los Tagle (la
Marquesa de San Miguel de Aguayo), el Marqués del Apartado (Francisco de
Fagoaga y Arozqueta), etc. En una de las ciudades más populosas del continente,
la minoría vasca puede ser porcentualmente pequeña, mas por su cohesión,
organización y nivel social tiene un relieve y poder económico muy superior a
su representación numérica.
En el proceso de independencia de México, estos hombres se
dividieron y engrosaron las dos opciones, la de los realistas y la de los
independentistas. No sabría deciros la historia de la Cofradía en los años que
siguen a la independencia de México. Sí puedo mostraros como signo de
supervivencia unas muestras de avisos impresos en que se invita a los cofrades
a diversos actos religiosos. IAh!, y el Colegio de las Vizcaínas se salvó de la
desamortización por pertenecer a una Cofradía laical y no ser computado entre
los bienes de la Iglesia.
El nombre de Aránzazu -Aranzazú, pronuncian los mexicanos-
sigue vivo en la vida de la antigua Nueva España, como vivo y con culto sigue
la capilla del colegio de San Ignacio o de las Vizcaínas, y en él el altar de
Nuestra Señora de Aránzazu, y entre sus muros, bien conservado, el archivo de
la Cofradía, del que he extraído una pequeñísima parte para describir esta
pequeña parcela de la irradiación de Aranzazu en tierras americanas. Bajo su
advocación se arraciman alaveses, guipuzcoanos, navarros y vizcaínos. Son
nuestros, hijos de nuestros solares, y al mismo tiempo son mexicanos, testigos
y protagonistas de una hora singular en que se mira al futuro. Más, nunca
olvidan que son originarios de la tierra de sus padres o abuelos. La Cofradía
es más que una Cofradía.
(f. 78) Sigue la lista de los Señores Rectores de la M. I.
Cofradia de N.S. de Aranzazu:
1780-1781 Don
Antonio Basoco
Señoriano
1782 y 1783 Don
Bartolomé Sandoval
Alavés
1784 y 1785 Don
Manuel Ramón de Goya
Guipuzcoano
1786 y 1787
Doctor y Maestro Don José Uribe
Oriundo
1788 y 1789 Don
Pedro Vertiz
Nabarro
1790 y 1791 Don
Juan Antonio de Yermo
Señoriano
1792 y 1793 Don
Sebastian de Eguia
Alaves
1794 y 1795 Don
Francisco Ygnacio Yraeta
Guipuzcoano
1796 y 1797 Don
Juan Bautista Fagoaga
Oriundo
1798 y 1799 Don
Juan José Oteiza Nabarro
1800 y 1801 Don
Domingo Vitorica
Señoriano
1802 y 1803 Don
Tomás Domingo de Acha Alavés
1804 y 1805 Don Domingo Ygnacio Lardizaval Dipuscuano [sic]
1806 y 1807 Don
Ysidro Antonio de Ycaza
Oriundo
1808 y 1809 Don
Juan Fernando Meoqui
Nabarro
1810 y 1811 Don
Gabriel de Yermo
Señoriano
1812 y 1813 Don
Tomás Ramón de Ybarrola Alavés
1814 y 1815 Don Jose Maria Echave Guipuzcoano
1816 y 1817 Don
Juan Gamboa
Oriundo
1818 y 1819 Don
Juan Martiñena
Nabarro
1820 y 1821 Don
Francisco Santiago
Señoriano
1822 y 1823 Don
José María Echave
Guipuzcoano
1824 y 1825 Don
Manuel Lardizaval
Oriundo
1826 y 1827 Don
Vicente Garviso
Nabarro
* Usandizaga. 27 – 5. 20002
Donostia.
1 Josefina Cristina TORALES PACHECO; Ilustrados en la Nueva
España. Los socios de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País,
México, 2001. Puede verse también IV Seminario de Historia de la Real Sociedad
Bascongada de los Amigos del País. La RSBAP y México, San Sebastián, 1995.